Esos Días que Vienen y se Van… ¡eso es la Vida!

Publicado el 18 de mayo de 2025, 18:00

Hay días que pasan casi sin dejar rastro. Empieza la mañana, las tareas se suceden, el tiempo se escapa… y, de repente, estamos lavándonos los dientes preguntándonos: ¿dónde se ha ido el día?
Eso es la vida, ¿verdad?

Y especialmente para quienes viven con Párkinson, y también para quienes les acompañan —familiares, amigos, cuidadores— puede parecer que la vida se convierte en una cadena de citas, recordatorios, rutinas y responsabilidades. Los días vienen y van. A veces con calma, otras con desorden. Pero, entre todo eso que hacemos por los demás, solemos olvidarnos de lo más importante:
“YO”

El regalo del presente

Vivimos en un mundo que constantemente nos empuja hacia el futuro: planificar, prever, preocuparse. Es fácil olvidar que el único momento que realmente tenemos es este. Dedicar tiempo —aunque sean solo unos minutos— para conectar contigo cada día no es un lujo. Es una necesidad. Puede ser algo grande, como salir a caminar por la naturaleza, o algo tan pequeño como tomarte un batido sin ninguna distracción, escuchar esa canción que siempre te reconforta, ver la luz del sol entrar por la ventana, abrazar a alguien que quieres y sentirlo de verdad. Sea lo que sea, hazlo por ti.

La trampa de las distracciones modernas

Hoy en día es muy fácil distraerse: redes sociales, noticias sin fin… Gran parte de lo que consumimos no es real ni saludable —está filtrado, exagerado o es simplemente abrumador—. Y todo ese ruido aumenta nuestro estrés, lo notemos o no.

Como dice el refrán: “No es el veneno lo que mata, es la dosis.”
Un poco de noticias, bien. Un rato en redes, vale. Pero horas de comparación, miedo y desinformación… eso ya es demasiado.
Tu energía vale mucho. No la malgastes en cosas que te desgastan. Elige tu momento y hazlo tuyo de verdad.

Crea tu pequeño ritual

Si esto te resuena, empieza por algo sencillo. Elige una cosa positiva, pequeña, que te dé paz. Haz que sea tu pausa diaria —tu momento de claridad—. Apúntalo en tu agenda si hace falta. Trátalo como un medicamento para el alma. Porque cuando tú estás bien, también puedes estar mejor para los demás.

Sí, los días seguirán viniendo y yéndose. El tiempo no se detiene para nadie. Pero eso no significa que tengamos que ir corriendo detrás de él. Así que para, respira, quédate en el ahora. Tómate el batido, escucha la canción, abraza, mira el cielo…

¡Eso es la vida!

 

¿Cuál es tu momento de pausa?

Nos encantaría saber qué pequeña cosa haces cada día solo por ti. Compártelo en los comentarios. Quizás inspires a alguien más a encontrar la suya.

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