Justamente hoy me encontré con Lola, una excompañera de trabajo con la cual coincidí hace más de quince años. Lo último que ella sabía de mí era que me habían operado de un tumor cerebral. Nos encontramos en un súper, y entre nosotras siempre había habido muy buena onda; nos compenetrábamos muy bien, y las dos éramos igual de locas.
—Verás, verás… por ahí viene el jefe. Verás cómo nos reímos.
—¡Huyyyy, Javier, qué bambas chulonas! ¿Hoy estrenas, ehhh?
Qué panzada de reír nos pegábamos las dos. Ahora han pasado un montón de años y nos reencontramos justo unos años después del famoso y fatídico COVID. Nos quedamos (más bien ella se quedó) en lo de mi operación del tumor… Ella me vio fea, hinchada, débil y hundida.

Lo primero que me dice es que me ve estupenda para lo que pasé: “Fíjate dónde te ves, y lo que eras”. Lola sonríe, me abraza, y le resbalan un par de lágrimas. Yo la vuelvo a abrazar. Entonces, al preguntarme sobre la vida, le empiezo a contar qué mal me he tenido que portar en otra vida, y que ahora el karma viene a darme mi merecido, porque fíjate cuántas veces me ha tocado la lotería. Naturalmente, estoy siendo irónica... Y sigo diciéndole que yo no le deseo el mal a nadie, pero con tanto violador, ladrón e hijo de su madre (suena mejor que “hijo de pu...”), ¡todo lo malo me tiene que tocar a mí! Joder, que se repartan mejor las cartas.

—¡Pero si estás estupenda!
—Mmm, espera… rebobinemos. Año del COVID… Ahora entiendo.
Lola no sabe que, durante la recuperación de la operación de la cabeza, se me generó una epilepsia. Tampoco sabe que, durante la recuperación (también), se “me despertó” un párkinson. Tampoco sabe que hace menos de un año “también adquirí” una nueva enfermedad autoinmune. Y hace apenas tres semanas me regalaron “otra cosita”.
—¿Cómo que tienes párkinson? Si eres muy joven… ¿cómo puede ser?
Sus ojos están tan abiertos que le puedo ver las venitas, esas finitas que te empiezan a salir cuando ya estás en una edad madura. Pero, pero… Y empieza a llorar, en medio del pasillo, entre la fruta y la cabecera de las mermeladas. Por una décima de segundo no reacciono, pero ahora ya estoy curtida, ya soy un poco veterana. Soy la que inició todo el —lo llamaremos— “proyecto”. Le cojo de la mano y le digo (yo) que tranquila, que estoy bien, que no necesito que lloren por mí, porque yo ya he llorado lo que tenía que llorar en su momento.
Dejamos la compra en el coche y vamos a tomar un café, y aprovecho para contarle y ponerla al día.
Tengo que decir que, “gracias” a mi enfermedad, he logrado fundar una asociación de Párkinson en Tarragona, de la cual soy presidenta. He conseguido que se creara una unidad pionera en un hospital, pensada para la rehabilitación de personas con párkinson precoz. Y hemos creado un equipo de tenis de mesa (el famoso ping-pong), que ha pasado de 3 a 29 personas con párkinson.
A veces creo que estoy engañando a mis compañeros, porque hago todo esto egoístamente para sentirme yo mejor, para autoconvencerme de que, sirviendo para algo, todavía soy útil para la sociedad. Pero entonces Laia, la psicóloga, me pone los pies en la tierra y me recuerda que eso no es egoísmo… eso es superación y necesidad. Y que, si el fin es útil, da lo mismo que yo crea que lo hago por mí, porque todos los demás verán que lo hacemos por todos nosotros: los enfermos con la enfermedad de Párkinson.
¿Ves ahora, Lola, por qué no tienes que preocuparte por mí?
Yo estaré bien… Bueno, todo lo bien que me deje estar la enfermedad.
¿Sabes una cosa, Lola? Esta enfermedad solo tiene una cosa buena… ¿adivinas cuál es?
¡Exacto… lo acertaste!
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Comentarios
Cristina e un ejemplo de superación a seguir.Es capaz de hacer ganar a un caracol en una carrera de galgos.Es esa “ amiga vitamina que gana falta nos hace”.
No me gustan dar besos ni abrazos, pero desde aquí le mando el abrazo más fuerte del mundo.
Nuestra amiga Cristina és un ejemplo a seguir. Tiene una fortaleza que no se le acaba nunca. Incluso tiene para regalar. Es mi apoyo incondicional. Diu gracias por haberla conocido
Sencillamente espectacular!!!!! Que fortuna haberlo leído.